La inteligencia de las personas, examinada a través de una resonancia magnética cerebral
La Universidad de Yale (EE.UU) ha realizado un estudio sobre la inteligencia fluida de las personas que ha sido publicado en la revista Nature Neuroscience. En él se revela que la red de conexiones entre las diversas zonas del cerebro (conectoma) son únicas e intransferibles en cada ser humano. Al igual que las huellas dactilares, no existen dos iguales. Este estudio pone de manifiesto que si se cartografía esta red examinando el cerebro con una RM (Resonancia Magnética), se puede determinar de forma concreta la inteligencia fluida de cada persona.
La inteligencia fluida puede definirse como la capacidad que tiene el ser humano de razonamiento lógico para poder solucionar problemas ante situaciones nuevas y desconocidas.
Esta inteligencia alcanza su valor máximo sobre los 25 años de edad, después comienza a descender lentamente.
La inteligencia fluida es diferente a la inteligencia cristalizada, que se refiere a la experiencia acumulada durante toda la vida y continúa aumentando hasta edades avanzadas.
En el estudio, conocido como Proyecto Conectoma Humano, han participado 126 voluntarios. En él, los participantes fueron sometidos a varias pruebas y exámenes que se realizaron hasta seis veces: pruebas de memoria, de lenguaje, de activación emocional y de motricidad. También fueron evaluados en reposo en dos ocasiones. Los participantes realizaron además diferentes exámenes de rendimiento cognitivo, incluida uno que examinaba la inteligencia fluida.
Estudios realizados anteriormente se habían centrado en investigar qué tienen en común los cerebros de diferentes personas, buscando un mapa general de las conexiones del cerebro. Pero el equipo de investigación de Yale, dirigido por Emily Finn, se ha centrado en estudiar qué tienen de diferente porque “todas las personas son únicas” y “los estudios suelen ignorar la heterogeneidad”, publica Nature Neuroscience.
Los resultados muestran por primera vez que cada individuo posee un mapa de conexiones cerebrales estable que le diferencia del resto. De esta forma, el mapa de un cerebro en reposo se parece más al mapa de la misma persona realizando una tarea que al de otra persona en reposo. Y el mapa de conexiones sigue siendo el mismo independientemente de la tarea que se realice.
En el estudio también se ha podido determinar que el mapa de conexiones cerebrales permite predecir la actividad cognitiva de cada persona. Concretamente, la inteligencia fluida es fruto de las redes frontoparietales, es decir, de las conexiones de la parte anterior del córtex cerebral. Ésta es el área del cerebro que más ha evolucionado a lo largo de la evolución humana y de ella dependen funciones tan complejas como la capacidad de concentración y de abstracción.
Los expertos han evidenciado que, comparando los resultados de los tests de inteligencia fluida y los mapas cerebrales de 125 participantes en el estudio, se puede deducir un patrón neuronal óptimo de inteligencia. Cuando se evalúa al participante número 126 con este patrón (independientemente de quién sea el número 126), se puede predecir con exactitud su inteligencia fluida. “La relación entre conectividad y habilidad cognitiva es robusta”, especifica el equipo de científicos de Yale.
Estos resultados abren la puerta para crear tests basados en RM y así entender cómo funciona el cerebro de cada ser humano. Los tests, “podrían utilizarse para personalizar las actuaciones en educación y en medicina”, concluyen los investigadores.
En medicina, “podría mejorar la comprensión de las enfermedades neuropsiquiátricas” a partir del mapa de conectividad de cada persona, “en lugar de utilizar un único diagnóstico” para etiquetarla, publica la revista Nature Neuroscience.
En educación, se podría investigar en qué franja de edad se establece la red básica de conexiones de la que depende la inteligencia fluida y si es posible maximizarla.
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