¿Miedo a la resonancia magnética?
Alrededor de un 2,3% de los 80 millones de personas que realizan una prueba de resonancia magnética, padecen claustrofobia . Según explica Carmen Ramírez, enfermera responsable del “Programa de Atención a Pacientes Claustrofóbicos Para Resonancia” del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, quienes pasan por estas situaciones no siempre son claustrofóbicos y pueden haber tenido su primera crisis en una prueba de resonancia magnética con signos físicos potentes generados por el problema emocional. La claustrofobia constituye en sí un desorden emocional definido como “miedo a los espacios cerrados y pequeños” que provoca síntomas físicos como taquicardia, calor, temblores, falta de aire, opresión en el pecho y la necesidad imperiosa de salir corriendo del lugar donde se encuentren.
“Los pacientes vienen asustados porque alguien les ha dicho que es como una caja, sería bueno difundir qué es una resonancia, qué tipos de resonancias existen, la duración y el sonido que produce la prueba. Un número importante de estas personas refieren que estar en una resonancia es como meterlas en un nicho”, explica Ramírez.
Tranquilizantes o ansiolíticos son utilizados e incluso hay pacientes que han solicitado sedación, sin embargo, Ramírez señala que con el entrenamiento incluido en el programa no se requiere del uso de ningún tipo de fármaco ni procedimiento médico que puedan tener, aunque escasos, efectos secundarios y riesgos asociados. La premedicación necesita un tiempo de espera hasta que tiene efecto o una preparación previa de ingreso hospitalario en el caso de la sedación.
“Con un entrenamiento previo en estas técnicas eres capaz de asumir el control de la situación pero el fármaco, al ser un agente externo donde no interviene la voluntad, si tu cabeza te dice que no la prueba no se realiza. A pesar de la premedicación, sin la preparación y entrenamiento previos, hay pacientes que no han conseguido superarla”, continúa Ramírez.
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