Las contusiones cerebrales pueden producir daños cerebrales permanentes
Responder a esta pregunta no es nada sencillo. En la actualidad, un extenso número de laboratorios están investigando las contusiones cerebrales. Los expertos en este área están empezando a entender con más detalle cómo estas contusiones dañan el cerebro.
Una investigación más profunda ayudaría a los especialistas a mejorar el tratamiento de estas laceraciones.
Las contusiones cerebrales no sólo afectan al ámbito deportivo, en el ámbito militar también suponen un grave problema.
Los síntomas de una conmoción cerebral no siempre aparecen inmediatamente. Pueden tardar hasta tres días en aparecer.
Síntomas de una conmoción cerebral?
Visita a un médico si crees que podrías tener una conmoción cerebral y desarrollas cualquiera de los siguientes problemas:
- dolor de cabeza.
- mareo.
- encontrarte mal y vomitar.
- problemas de equilibrio o de coordinación.
- visión borrosa.
- arrastrar las palabras o decir cosas que no tienen sentido.
- estar confundido o aturdido.
- dificultades para concentrarte, pensar y tomar decisiones.
- problemas para recordar cosas.
- somnolencia.
- dificultades para conciliar el sueño.
- dormir más o menos que de costumbre.
- estar ansioso o irritable sin causa aparente.
- estar triste o más sensible de lo habitual.
El año pasado los científicos que investigaban la relación entre las contusiones y los daños cerebrales realizaron una serie de llamativas declaraciones al respecto. En septiembre de ese mismo año, un equipo de investigación conjunta de la Universidad de Boston (EEUU) y del Departamento de Asuntos de Veteranos de EEUU dijeron que habían encontrado evidencias de encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés), una enfermedad neurodegenerativa hallada recientemente que afecta la función cognitiva, en el tejido cerebral de 87 de los 91 exjugadores de la Liga Nacional de Fútbol que participaron en el estudio.
Otro grupo de especialistas que estaba llevando a cabo una investigación de imágenes cerebrales en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed afirmó, en diciembre, que había encontrado una especie de “cicatrices” cerebrales en los exámenes realizados a partir de imágenes por Resonancia Magnética (RM) de más de la mitad de los componentes de un grupo de 834 soldados que habían sido diagnosticados, por lo menos en una ocasión, con un traumatismo cerebral leve o contusión.
Descubrimientos como estos merecen nuestra atención, aunque no debemos sacar conclusiones precipitadas. Muchos de los exjugadores de la NFL que participaron en el estudio sospechaban que algo les ocurría, así que los resultados del mismo no reflejan la prevalencia general de esta patología en el mundo del fútbol americano. Además, los científicos aún no disponen de datos suficientes como para comprender la repercusión médica de las anomalías reveladas en las pruebas de imagen por Resonancia Magnética a las que se sometieron los soldados.
Todavía existen muchas dudas en relación a las causas que hacen que aparezca la CTE. ¿Cuáles son los principales factores de riesgo de esta enfermedad? ¿Es posible que algunas personas sean especialmente propicias a padecer contusiones, daños a largo plazo o ambas cosas? ¿Puede ser que algunos traumatismos específicos, o en partes específicas del cerebro, acarrean un mayor riesgo a largo plazo? ¿Qué se está jugando realmente un jugador o un soldado que vuelve al terreno demasiado pronto?
En la actualidad existe cada vez más financiación para investigaciones relacionadas con estas lesiones cerebrales, gracias en parte a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y el Departamento de Defensa, por lo tanto se espera que los científicos que está investigando en este campo logren progresos que puedan dar respuestas a algunas o todas estas preguntas a lo largo de este nuevo año. Incluso, algunas iniciativas de investigación podrían desembocar en la aparición de nuevas tecnologías de diagnóstico y valoración de contusiones.
Los científicos se encuentran ahora mismo en el umbral de una revolución en la que los análisis de sangre y las nuevas tecnologías por imagen permitirán diagnosticar los traumatismos cerebrales de forma no invasiva, según explicó hace unos meses el cofundador y director de Tecnología de Banyan Biomakers, Ronald Hayes. Banyan, quien está realizando un ensayo clínico con 2.000 participantes, pretende obtener el permiso de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) para un análisis de sangre que los especialistas podrían utilizar para acabar con la necesidad de someter a los pacientes a pruebas de TAC, que los exponen a radiación. Hayes dice que el análisis podría usarse para el diagnóstico de lesiones en el campo de batalla y en el banquillo.
Mientras tanto, los científicos continúan investigando para descubrir nuevas formas de diagnóstico de daños cerebrales relacionados con las contusiones. Así, utilizan imágenes por Resonancia Magnética y otras técnicas de imagen avanzadas. Algunos de los resultados obtenidos recientemente sugieren que los TAC y las pruebas convencionales de Resonancia Magnética (RM) podrían estar olvidando pistas importantes para el análisis médico de la gravedad de una lesión cerebral y sus posibles complicaciones a largo plazo. Un neuroradiólogo de Walter Reed, Gerard Riedy, se encuentra al frente del estudio más amplio nunca antes realizado sobre contusiones cerebrales traumáticas en el ejército. Afirma que su grupo de investigación está preparándose para proporcionar recomendaciones sobre el uso de técnicas avanzadas de imagen al Departamento de Defensa de EEUU en otoño de este nuevo año que acabamos de comenzar. También existen una serie de amplios estudios de imágenes que están en marcha en el ámbito civil, entre los cuales se cuenta un proyecto de la Universidad de California en San Francisco (EEUU) en el que participan 1.200 voluntarios.
La información en imágenes más precisa se podría combinar con los análisis de sangre y la información ampliada sobre los síntomas y resultados a largo plazo para ayudar a los investigadores a elaborar una comprensión más cuantitativa de los tipos de contusión, los síntomas y el riesgo de problemas persistentes. En un futuro, los especialistas podrían usar una combinación de imágenes y análisis de sangre para evaluar de manera más precisa las lesiones y para realizar un seguimiento apropiado de la recuperación.
Por último, la pregunta del millón: ¿podría llegar a existir una píldora para las concusiones? La respuesta es: “quizá”, “tal vez”. Un tratamiento experimental reparó los daños cerebrales relacionados con contusiones de unos ratones, según un informe publicado en julio por un equipo de científicos de Harvard (EEUU). El profesor de medicina que dirige la investigación, Kung Ping Lu, cree que esta terapia, basada en anticuerpos que actúan contra una proteína dañina que se acumula al poco tiempo de que se haya sufrido una contusión, podría dar lugar a un medicamento para humanos en el futuro. A corto plazo, su grupo de investigación pretende desarrollar un análisis de sangre.
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