Las pruebas de rayos X en niños deben ser absolutamente necesarias.
Los radiólogos continúan insistiendo en que las pruebas de rayos X en niños deben ser absolutamente necesarias, evitando aquellas que emiten radiaciones nocivas y optimizando los protocolos de estudio. Por ello, varias asociaciones científicas, entre ellas la SERAM (Sociedad Española de Radiología Médica) han elaborado una lista de recomendaciones, ocho en concreto, que ya ha sido presentada ante el Ministerio de Sanidad.
Según esta Directiva, los Estados Miembros de la UE tienen hasta el 6 de febrero de 2018 para incorporar la Directiva pertinente ((Directiva 2013/59/Euratom)) a su legislación interna. Esta disposición determina que las pruebas médicas en y más los rayos X en niños son algo especial, por lo tanto se deben realizar con particular atención, utilizando equipos apropiados, comprobando las dosis de radiación y concretamente en aquellas que tienen dosis elevadas, como el TC (Tomografía Computarizada) y la radiología intervencionista, atendiendosiempre a los programas de garantía de calidad. Esta legislación establece criterios más estrictos en temas como la fijación de dosis de referencia en cada prueba, la necesidad de la misma y sobre la información que debe recibir cada paciente.
La jefa del Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica de la Princesa de Madrid ha determinado que “obtener una imagen apta para el diagnóstico con una dosis tan baja como sea posible, implica que no hay límite de dosis para el paciente, ya que cada paciente por sus características puede recibir una dosis de radiación diferente en un mismo procedimiento”. Sin embargo, si que existen niveles de dosis de referencia para cada prueba, que dan una información sobre los valores dosimétricos habituales para una prueba de imagen.
Los expertos insisten en que los protocolos técnicos deben ajustarse al paciente. En el caso de pediatría, es necesaria una atención especial, ya que no es lo mismo que se practique una prueba médica de estas características a un niño de quince años que puede parecerse más a un adulto que a un bebé de tres meses, por ello siempre debe haber un estudio previo y una causa muy justificada para utilizar pruebas de rayos X en niños.
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