¿Cuándo se recomienda una tomografía axial computarizada (TAC) y cuándo una resonancia magnética (RM)?
La tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética (RM) son dos métodos avanzados de diagnóstico por imagen que permiten a los médicos observar el interior del cuerpo con un alto nivel de detalle. Aunque ambos procedimientos son útiles, se diferencian en su funcionamiento, indicaciones y ventajas según cada caso. A continuación, resolvemos las preguntas más comunes que puede hacerse un paciente sobre estas técnicas para comprender mejor cuándo es recomendable cada una y en qué consiste el procedimiento.
¿Qué diferencias existen entre el TAC y la RM?
La tomografía axial computarizada utiliza rayos X para obtener imágenes detalladas del cuerpo en cortes transversales. Durante el TAC, el dispositivo de rayos X gira alrededor de la zona a examinar, capturando una serie de imágenes desde distintos ángulos, que luego se combinan en una imagen tridimensional.
Por otro lado, la resonancia magnética emplea campos magnéticos y ondas de radiofrecuencia en lugar de rayos X, lo que la hace libre de radiación. Este tipo de examen es especialmente eficaz para visualizar tejidos blandos, como el cerebro, músculos y órganos internos, ofreciendo un contraste de imagen superior en comparación con el TAC para estos tejidos.
¿Cuándo se recomienda un TAC y cuándo una RM?
La elección entre TAC y RM depende de múltiples factores, incluidos el tipo de tejido a examinar, la urgencia del diagnóstico y las características del paciente.
La tomografía axial computarizada es más adecuada cuando se necesita diagnosticar y evaluar lesiones óseas, fracturas complejas o traumas, detectar sangrados internos en situaciones de emergencia, examinar con precisión órganos como el pulmón o el hígado y evaluar el estado de grandes vasos sanguíneos, como en casos de sospecha de aneurisma o embolia pulmonar.
La resonancia magnética, por su parte, se recomienda en situaciones en las que se necesita una evaluación detallada de tejidos blandos, como en estudios cerebrales, de columna o articulaciones. También se prefiere cuando es necesario evitar la exposición a radiación, como en el caso de niños, mujeres embarazadas o cuando son necesarias múltiples pruebas de imagen.
¿Cómo se realiza cada procedimiento?
Durante el TAC, el paciente se recuesta en una camilla que se desplaza hacia el escáner, una máquina en forma de túnel corto. Es importante permanecer inmóvil para que las imágenes no salgan borrosas. En ocasiones, se utiliza un medio de contraste para mejorar la visibilidad de ciertos órganos o vasos sanguíneos, que puede administrarse por vía intravenosa, vía oral o rectal, dependiendo de la zona a examinar.
La RM también requiere que el paciente se recueste en una camilla, que se introduce en un tubo largo y estrecho. Es fundamental permanecer inmóvil y el procedimiento suele durar más tiempo que un TAC. En algunos casos, también se utiliza un medio de contraste para aumentar el contraste de ciertas estructuras internas.
¿Cuáles son los riesgos asociados a cada técnica?
El TAC expone al paciente a una pequeña cantidad de radiación, lo que puede ser un factor de riesgo si se realizan estudios frecuentes. No obstante, los niveles de radiación están ajustados para que el beneficio de un diagnóstico preciso supere los riesgos en la mayoría de los casos.
La RM, al no utilizar radiación, es una opción segura, pero debido al potente campo magnético, no se recomienda para pacientes con ciertos implantes metálicos, marcapasos u otros dispositivos médicos internos. También puede resultar incómoda para personas con claustrofobia debido a la estructura del tubo.
¿Es doloroso hacerse un TAC o una RM?
Ambos procedimientos son completamente indoloros. La incomodidad puede surgir de la necesidad de permanecer inmóvil y, en el caso de la RM, del ruido fuerte que emite la máquina, aunque se suele ofrecer protección auditiva. Algunos pacientes pueden sentir molestias leves si se administra un medio de contraste, pero estos efectos suelen ser mínimos y temporales.
¿Qué debo hacer antes y después del examen?
Para ambos estudios, informa siempre al equipo médico sobre cualquier alergia, embarazo o dispositivos médicos internos. Si se va a usar contraste, es posible que debas ayunar unas horas antes.
Generalmente, el paciente puede retomar su actividad habitual inmediatamente, salvo que haya recibido contraste, en cuyo caso se recomienda hidratarse bien para eliminarlo del organismo.
¿Cuál es la duración de cada procedimiento?
El TAC suele durar entre 5 y 10 minutos, lo que lo convierte en una opción rápida, especialmente útil en emergencias. La RM, por otro lado, puede durar entre 20 y 60 minutos, ya que necesita tiempo adicional para captar detalles finos y contrastes en los tejidos.
¿Cuándo estarán los resultados?
El tiempo de espera para los resultados puede variar. En casos de emergencia, los médicos suelen revisar las imágenes inmediatamente. Para exámenes programados, los resultados suelen estar listos en unos pocos días y se envían al especialista correspondiente.
En general, la elección entre un TAC y una RM depende de la parte del cuerpo que se examina, la condición médica sospechada y los antecedentes del paciente. El TAC es rápido y excelente para huesos y órganos, mientras que la RM ofrece imágenes detalladas de tejidos blandos sin radiación, aunque con tiempos de prueba más largos. Tu médico te guiará para elegir la técnica más apropiada según tu situación médica y necesidades de diagnóstico.
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